Es como un vacío inmenso que avanza inexorablemente atrapando tus horas, aquel tiempo sin dueño al que ya no hechas ni cuentas.…
Primero llegó la furia, las preguntas sin respuesta…más tarde la resignación, la tristeza.
El desamor es como un vuelo en un avión kamikaze. Sabes que el piloto es un suicida, un sádico y un loco, pero tú tienes síndrome de Estocolmo. De hecho, padeces el síndrome del síndrome.
Ya estás en el aire, y el cuadro de mandos es un enigma inquietante escrito en un idioma desconocido que no puedes descifrar. A veces luchas con rabia buscando un inexistente paracaídas hasta caer agotada, otras te resignas al brutal e inminente choque. Pero te asustan tanto esos largos minutos de conciencia antes de morir...
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