venerdì 1 febbraio 2008

]..Capitulo 6..[

Y me deje vagar por los recuerdos…

Paris…

Una cruz en mi mapa. Algo excepcional.
En aquel lugar, el entorno les gana la batalla a las personas, tenías que dejarte llevar.
Esa ciudad te cautiva de un solo golpe, y antes de darte cuenta, ya no puedes escapar.
Y algo así hizo con nosotros, fue como mágico. Cada día saboreando hasta el último momento, notando como esa vela tan apagada tiempo atrás, comenzaba a encenderse de nuevo y a resurgir más fuerte que nunca en la ciudad de la luz.
Allí no bastaba con verlo todo, había que sentirlo, porque solo es definible con sabores, olores y colores.
Y nosotros caminábamos de la mano entre todo eso y más.
Pero los problemas no se pueden dejar en un rincón olvidados, ni taparlos y pretender que nunca existieron. Ese fue nuestro fallo. Siempre tuvimos puntos de vista irreconciliables y la cantidad justa de inmadurez como para no confluir en ningún aspecto. Y con el tiempo, en aquel viaje, se dejaron ver en ciertas situaciones, me hacia sentir limitada con su actitud, me agobiaba.

Por la noches solíamos salir a la terraza, con el Sena de telón de fondo, y la luna como silenciosa testigo, solíamos beber champán mirando las estrellas…

- Me desconciertas, -le confesé

-¿Por qué?

- No lo sé. Tal vez porque eres la única persona que conozco capaz de irritarme y hacerme reír al mismo tiempo.
- ¿Qué insinúas con eso?

- Que te quiero, imbécilo.




Todo bien, hasta que me regalo el anillo…

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